Si notas que el nivel de agua de tu piscina en invierno disminuye más de lo esperado, no siempre significa que exista un problema grave, pero sí es una señal que no debes ignorar. El frío, los cambios en el clima y ciertos factores técnicos pueden provocar esta baja. La clave está en identificar la causa y actuar a tiempo para evitar daños estructurales o un gasto excesivo de agua.
Evaporación en clima frío
Aunque es más común en verano, la evaporación también ocurre en invierno, especialmente en días secos y ventosos. El contraste entre la temperatura del agua y el aire puede acelerar este proceso.
Solución: Utiliza una cubierta o lona para piscina. Esto reduce la evaporación y ayuda a mantener la temperatura del agua.
Fugas invisibles
Si el nivel de agua de mi piscina en invierno baja constantemente y de forma significativa, es posible que exista una fuga. Incluso pequeñas pérdidas pueden alterar el equilibrio químico y dañar la estructura con el tiempo.
Solución: Realiza la prueba del balde para detectar pérdidas y, si es positiva, llama a un especialista en detección de fugas.
Fallos en válvulas y tuberías
El frío puede contraer materiales y afectar juntas o conexiones, provocando fugas en el sistema de filtración.
Solución: Revisa visualmente las válvulas y tuberías, y programa un mantenimiento preventivo antes de la temporada de frío.
Mantenimiento insuficiente en invierno
Reducir el mantenimiento en invierno puede provocar problemas químicos y estructurales, lo que a su vez obliga a reponer más agua de lo habitual.
Solución: Controla el pH y cloro regularmente, incluso si no usas la piscina, y mantén el sistema de filtración en funcionamiento mínimo unas horas al día.
Si el nivel de agua de mi piscina en invierno baja más de lo normal, no lo ignores. Puede tratarse de evaporación, fallos técnicos o fugas. Detectar la causa a tiempo te ahorrará dinero, protegerá la estructura y mantendrá tu piscina lista para la próxima temporada.
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